sábado, 7 de enero de 2012

Capítulo 13 1/2.

Marcos se levantó, cogió la caja y se fue sin decir nada más mientras que yo me quedé ahí tirada sin parar de llorar.
Pasaron 20 minutos y yo seguía en la misma posición; sentada con las piernas encogidas y rodeadas por mis brazos, con la cara hundida en entre ellos.
Mi sudadera olía a él, a su colonia mezclada con ese olor a porro, no podía con ese olor así que me la quité. Me quedé en manga corta, me sequé las lágrimas y salí de allí con las piernas temblorosas y tiritando del frío. Aún quedaban 5 minutos para que terminara la clase, así que decidí esperar en la puerta.
                              #Narra Marcos#
Empecé a correr sin rumbo, sin un lugar a donde ir, pero no podía parar. Llegué hasta el parque y me acosté en el césped, en el lugar donde todo empezó.
  *En el mismo lugar, hace 3 meses*
Allí estábamos, los dos, solos, sin más compañía que dos botellas de JB vacías.
-¿Por qué a mi?- dijo entre sollozos. Me encantaba su voz, su dulce voz de niña pequeña y frágil.
-No sé Ash, pero no olvides que me tienes a mí, siempre.- le dije mientras le acariciaba la cara.
Estaba en frente mío, con un vaso de tubo en la mano lleno hasta el borde. No me gustaba verla así; odiaba verla borracha, pero era el único momento en el que nos podíamos dejar llevar.
Pero borracha o no era preciosa. Sus grandes ojos pardo miraban a ningún lado y al mismo tiempo a todos. Tenía esa sonrisa pícara y dulce, esos hoyuelos que le salían al sonreír, esa bonita nariz respingona, esos preciosos labios que tanto ansiaba yo. La quería, más bien, la amaba.
La amaba con todas mis fuerzas y quería que fuese mía, pero sabía que tal cosa no ocurriría. Ella estaba enamorada desde hace más de un año de un chico que pasaba de ella, pero Ash no se daba por vencida. Ella no es de las que se rinden, ni siquiera después de tanto tiempo. Pero no le gustaba hablar de él, y siempre que lo hacía lloraba, ni siquiera me dijo como se llamaba aquel hijo de puta.
Dio un trago largo, tan largo que se bebió más de medio vaso de golpe.
-Oh, dios.- se giró y se puso a vomitar.
Me asusté, esa noche, para ser la primera vez, había bebido mucho, tenía miedo de que le pudiera pasar algo grave. Me levanté corriendo y le sujeté el pelo.
-Tranquila, no pasa nada, luego te sentirás mejor.- dije nervioso. Dejó de vomitar y empezó a llorar.
-¿Por qué? ¿Por qué a mi?- lloraba tanto que le faltaba el aire.
Saqué un pañuelo y le limpié la boca. La abracé y ella puso su cara en mi hombro y siguió llorando. Al poco rato paró.
-Lo siento, siento que tengas que pasar esto por mi.- dijo un poco avergonzada.
-No pasa nada, por ti lo que sea.
-Gracias, de verdad.- Sonrió y me abrazó. Intentó levantarse, pero se cayó.
-¿Te has hecho daño?
-No, estoy bien.
-No, estás borracha.
-Bueno, eso también. -Empezó a reírse. Su risa era perfecta y contagiosa, así que yo también me reí.
Dejamos de reírnos y la cogí como si fuera un saco y me puse a dar vueltas sobre mi mismo.
-¡Túúúúúúúúúúú!- gritó- ¡Que me estoy comiendo tu culo! -Se puso a pegarme en la espalda, pero se cansó y se dejó llevar.
Paré, la solté y me tiré al suelo. Me acosté en ese mullido césped con las manos detrás de la cabeza, viendo como Ash se movía de un lado para otro intentado recobrar el equilibrio hasta que al final se acostó a mi lado, con la cabeza sobre mi pecho. Nos quedamos mirándonos un buen rato hasta que se quedó dormida. Era preciosa, me encantaba estar así con ella, no quería que nunca terminara este momento.
Después de media hora más o menos se despertó.
-¿Has dormido bien?- le pregunté mientras le tocaba el pelo.
-Sí, se duerme muy bien a tu lado.- sonrió. -¿Qué hora es?- dijo bostezando.
-Las 11 y media, temprano.
-Aún nos queda tiempo. Creo que estoy más mareada que antes.- se rió y se incorporó, dio otro trago largo y se acabó el vaso.
Cuando iba a levantarme me empujó y me volvió a tirar al suelo. Se acostó encima mío.
-¿Qué haces? Que nos van a ver.- Dije nervioso, la tenía encima de mí. Ella estaba borracha, y si pasaba algo podría pensar que abusé de ella o algo.
-Que no tonto, no te preocupes.- se sentó sobre mi estómago y se quitó la camiseta.
-Ash, ponte la ropa. ¿Estás tonta o qué?- tengo que decirlo, no tenía un cuerpo diez, pero estaba bastante buena.- Venga, que aquí hay mucha gente.
-No hay nadie,- empezó a besarme el cuello y la oreja- tú procura no empalmarte.
-¿¡QUÉ!? ¡Estás loca! No digas cosas de las que luego te arrepientas.
-¿Arrepentirme, por qué? No te voy a decir que no, si es eso lo que te preocupa.
-No, no es eso. Tú le quieres a uno desde hace tiempo, ¿es que no te importa?
-Bah, sabes que ese no me quiere, no me voy a tirar toda la vida sola por él.
-Pero si ni te gusto, -se desabrochó el botón del pantalón- ¿qué coño intentas?
-No, no me gustas, -me quitó la camiseta-  pero, ¿y qué? Es sólo enrollarnos. -se mordió el labio, me encantaba cuando lo hacía.
-Con ropa también podemos.- dije cogiendo su camiseta.
-Ya, pero así es más divertido.
Que le den a lo que está bien o mal. Empecé a besarla por todas partes, no llegué a tocarle los labios y nos caímos al césped. Ella me mordía la oreja, se puso a darme besos desde la frente y empezó a bajar. Cuando iba por el ombligo me desabrochó el pantalón.
-¡Quieta!. Tienes 15 años.- dije abrochándome el botón.
-¿Y qué más da? Todas las de mi clase no son vírgenes.
-Bueno, pero... pero tú no me quieres. Se quedó en silencio. Me la quité de encima y me puse la camiseta. -Vístete y nos vamos.- me di la vuelta y ella lo hizo.
Fue todo el camino agarrada a mi para no caerse y sin hablar. Al llegar a su puerta me soltó. Fui a besarla, pero ella giró la cabeza.
-Te amo.- le dije.
-Yo no.- me rompió en mil pedazos.
-Espero que mañana no te acuerdes de nada...- dije en voz baja y me fui.
 *Ahora mismo, en el parque*
Una lágrima cayó.
-Eeeeeeeeeeeey, tío, -unos ''amigos'' se acercaron- ¿lo llevas?- me limpié.
-Sí.- dije un poco deprimido.
-¿Qué pasa?- dijo uno.
-Nada...
-Bueno, un poco de esta buena hierba y se te pasará todo.
Sonreí. Odiaba esa mierda, pero era lo único que me hacía olvidar a Ash.
Saqué la caja, lié el porro y le di una calada. Lo pasé. Cuando volvió a mi lo rechacé con la mano.
-¿No quieres más?
-No, hoy no me apetece.- me fui de allí.
Ese sitio me recordaba a ella, a lo que pudo haber pasado.
-¡Joder! -empecé a llorar- Ahora no. No es justo.- Ash se había enfadado conmigo, lo tenía claro, no volvería a hablarme en mucho tiempo. Saqué el móvil y llamé a Tom, era el único que me entendía.
-¿Si?- dijo él.
-Cabrón, ¿qué haces que no estás en clase?
-No tenía ganas. - nos reímos, yo sin ganas.- Oye, ¿qué pasa?
-Quería hablar contigo.
-¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado?
-En la puerta del parque. Lo de siempre, Ash...
-Ah... -Tom era mi mejor amigo, pero cuando hablábamos de ella no podía ayudarme.- Bueno, cojo la mochila y voy en 5 minutos, no te muevas de ahí.
-Vale.- colgué.
Tom se enamoró de Ashley cuando empezamos a juntarnos, y no le hacía mucha gracia que yo la quisiera, pero nunca me pelearía con él por una tía.
 *10 minutos después, en el mismo sitio*
-¡Marcooooooooooooooos!- Salí de mis pensamientos. Tom se acercó y me abrazó- ¿Otra vez? -me miró preocupado, se había dado cuenta de la peste a maría que echaba.
-Sí, por desgracia sí. -Empezamos ha hablar, le dije lo que había pasado esta mañana con Ash, y pronto se hicieron las 2.
Quería contarle lo de Ashley, pero era algo que nadie sabía. Ash no sé acordaba de nada debido a todo lo que bebió y yo no quería refrescarle la memoria, era una historia que preferiría olvidar.
-Bueno, me voy ya Marcos, que mi casa está lejos.
-Ya, lo sé. -le abracé otra vez. -Adiós, y gracias tío.
-De nada subnormal.
Volví al instituto a por la mochila y la vi. Después de 3 o 4 horas aún tenía los ojos llorosos. Esperaba que no se hubiera pasado las clases llorando.
Pasé por su lado y le sonreí. Ashley me miró con cara de odio y se fue.

Continuará...*

1 comentario: