martes, 17 de enero de 2012

Capítulo 14.

22/12/11

-¡Síííííííííííííííííííííííííííí! ¡Por fin se acaba el instituto! -Pensé al mismo despertarme.
Miércoles 22, no me creía que ya hubiera llegado, por fin. Hoy daban las notas, pero eso no era problema para mí. Siempre había sido una chica muy inteligente y trabajadora, hasta que llegué a la E.S.O. Seguía sacando buenas notas, pero no como en primaria. No es que fuera difícil, es que simplemente, no tenía ganas de esforzarme.
Este trimestre me había salido mejor que el año pasado, me había esforzado bastante más.
Me levanté de la cama y fui a arreglarme, siguiendo la rutina de cada día, pero esta vez sin preparar ese gran peso en la espalda al que llamamos cartera.
-¡Mariscos Recio, el mar al mejor precio! Si tiene una ce. - Cogí el móvil, sí, llevo ese tono para los mensajes, me levanta la moral. Era un WhatsApp de Susasa.
-Goooooooooooooooooooor, baja ya que hoy también llegamos tarde! -.-
-Vooooooooy, estoy termindando de plancharme el pelo -Le respondí al instante.
-Me da igual, baja yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Me puse la chaqueta y bajé por el ascensor terminando de arreglarme. Cuando salí todas me miraron con cara de: ¡por fin bajas cabrona! Empezamos a andar en silencio, un silencio un poco incómodo.
- Acho, ¿qué os pasa hoy? -Les dije.
-Pues que nos espera una navidad en casita. -Dijo Cristina.
-Ah ya... -Dije agachando la cabeza. Todas pasaban casi toda la navidad metidas en casa ya que sus padres las castigaban. Yo también lo hacía, pero porque no tenía nadie con quién salir, era la única que siempre lo aprobaba todo, y por eso me tenían un poco de manía.
-Claro, como doña perfecta no suspende nunca... -Dijo Cris casi con odio.
-Ya empezamos otra vez. ¡Vete a la mierda, Cristina! -Aligeré el paso y llegué la primera al instituto. Me quedé donde siempre, esperando a las demás.
Marcos no vino ayer, y al parecer hoy tampoco lo iba a hacer. Fui a hablar con Pablo por si sabía algo de él.
-¡Pableteeeeeeeeeeeeee! -dije dándole un abrazo- Al final, ¿cuántas te han quedado?
-Pueeeeeeees... creo que 8.
-Tú sigues en tu línea, que ya has repetido una vez 4º, ¿lo quieres hacer otra vez o qué?
-Que va, después de vacaciones las recupero.
-Ya. ¡Jajajaja! Emmm... Pablo, ¿has visto a Marcos? Es que ayer tampoco vino y estoy un poco preocupada, tuvimos una pelea fuerte el lunes y...
-Pues no, no va a venir. Me ha dicho que coja sus notas y se las lleve a su casa, pero tú no te preocupes por él.
-Ya, bueno... me voy. -me dio otro abrazo y me fui con las demás que ya habían llegado. Eran las 9 menos cuarto y, la verdad, no sé qué hacíamos allí. Hasta las 10 y media no nos daban las notas y ni siquiera había profesor en la clase.
Empecé a pensar en todo lo que había pasado con Marcos y acabé pensando en Lucas. No tenía ganas de verle. Era feliz a su lado, pero también al de Marcos. Estaba echa un lío. No sabía a quién quería ni a quién dejaba de querer. No entendía cómo podía querer así a dos personas a la vez, eso para mí siempre fue de putilla. Pero aquí estoy, con un pedazo de lío en la cabeza y el corazón un poco destrozado.
-Pufff... -se me escapó un suspiro.
-¿Y a ti que te pasa? -dijo detrás de mí una voz muy conocida aunque pocas veces escuchada.
Me dí la vuelta. -¡Lucaaaaaaaaaaaaaaaas! -lo abracé con todas mis fuerzas- ¡Cuánto tiempo sin verte!
-Pues ya ves, si es que no puedes vivir sin mí. -dijo dándome un beso en la frente.
-Tsssssss... Idiota, puedo perfectamente, lo sabes.
-Ya, ya... Bueno, ¿cómo te han ido las notas?
-A mí genial. Aún no me las han dado, pero no las necesito. Van a ser casi perfectas; la mayoría sobresaliente 9, tres matrículas 10 y un notable 7.
-Empollona... A mi me han quedado Inglés y Matemáticas.
-¡Guaaaaaaaaaaaaaaa! Qué idiota, yo en esas tengo 10. -le dije con aires de superioridad- Te jodes.
-Pues me ayudas. Esta navidad te vienes a mi casa un par de días y me lo explicas todo. Por cierto, es una orden. -me guiñó un ojo.
-¿Perdona? Yo iré si quiero, no por que lo digas tú.
-Vengaaaaaa, no seas así... -se puso a hacer pucheros.
-¡No me pongas esas caras idiota, que más que pena das risa! -empecé a reírme.
-¿Sí, no? Vale, vale... -se giró y echó a andar.
-¡Túúúúúúúú! ¡Espera, que era broma! -salí corriendo tras él, pegué un salto y me monté en su espalda.
-Vienes detrás de mí, me quieres demasiado para dejarme marchar, acéptalo. -Dijo cogiéndome mejor para que no me cayera.
-¡Tú eres tonto! -y le di un pesco- Pues ya no te ayudo.
-No, no. Retiro lo dicho, pero me tienes que ayudar.
-Venga, vale... -yo tenía la cabeza apoyada en su hombro, y él me dio un beso en el moflete. Me quedé mirándolo, me reí disimuladamente y él se puso rojo.
Eran las 10 y media y mi tutor entró por la puerta de clase. Yo seguía subida a la espalda de Lucas, no tenía ganas de bajarme, estaba muy agusto sintiendo su calor.
-Emmm... Ash tiene que irte, ¿no? -dijo él, también se le notaba que no quería que me fuera.
-Es verdad, bueno pues eso.
-Yo me voy ya, que me están esperando en la plaza ya un buen rato.
-Venga, adiós. -Me dio un abrazo que nunca quise que se acabara, pero se acabó.- Ya hablaremos tontico. -sonreí y me devolvió la sonrisa. Él se fue por los pasillos y yo entré en clase.
 *Casi dos horas después*
Salimos del instituto, yo bastante contenta, había acertado con mis notas, y las demás... no tanto.
-Bueno, yo pensaba que iban a ser peores. Siete suspensas no está nada mal. -dijo Sus con su sonrisa en la cara. -Ash, mira quien está ahí. - me susurró.
Era Marcos, con su típica posición. Tenía las manos metidas en los bolsillos, estaba apoyado contra la pared mirando al cielo. Me acerqué a él con paso decidido al ver que no llevaba bultos rectangulares ni cuadrados en los bolsillos. En cuanto me acerqué un poco levantó la cabeza.
 -Lo siento, lo siento mucho, de verdad. -dije tirándome a sus brazos casi llorando- Por favor, yo... yo... lo siento.
-Shhh... -puso su dedo en mis labios- No es culpa tuya, sino mía. Soy yo el que estaba metido en esa mierda, pero lo he dejado, por ti. No quiero perder a una amiga como tú.
¿Amiga? ¿Cómo que amiga? Hace un par de días no me había dado a entender eso. Estaba destrozada. -Pero.. pero... -lloré. Delante de todo el mundo, en medio de la calle, pero me daba igual, lo necesitaba.
-Tranquila, no me verás más con eso, te lo juro. Gracias, sin ti no sé que haría.
-Ni yo tampoco... -dije susurrando
-¿Qué? -dijo acercándose más a mí.
-No.. nada, nada. Bueno, yo ya me voy. -me solté para irme, pero el me empujó otra vez contra su pecho.
-Oye, una pregunta que no viene a cuento, ¿quién era el de esta mañana?
-Ah... Un amigo
-Muy juntos estabais para ser sólo amigos... -me acarició el lado en el que anteriormente Lucas me había dado un beso- Ese tío no me cae bien, puede que vaya a hablar con él.
-Pues a mi sí, y ni te acerques a él, ¿a terminado ya el interrogatorio o qué? -Dije furiosa. Marcos estaba muchísimo más fuerte que él y si llegaban a tocarse Lucas podía salir mal parado.
-No, no ha terminado. -me apretó más fuerte contra él, mientras miraba a alguien. Giré la cabeza y era Lucas que se quedó mirándome una milésima de segundo y se fue.- Me parece que a tu amiguito no le sienta muy bien vernos así. -dijo riéndose. Quise alejarme de él y hablar con Lucas, pero no podía y Lucas cada vez estaba más lejos.
-¡Suéltame cabrón! -chillé mientras le pegaba como podía -Lo has vuelto a joder todo. -Al final se cansó y me dejó ir pensando que Lucas ya estaría muy lejos.
Eché a correr, sentía el latido de mi corazón en los brazos, en la parte donde Marcos había hecho fuerza. Me faltaba la respiración pero no me paré, creo que había corrido más hoy que todo el trimestre en Gimnasia. Lo vi, seguía estando lejos, pero lo podía pillar ya que era una de las más rápidas de mi clase.
-¡Lucas! ¡Lucas por favor, no puedo más! -grité parándome en seco, entre lágrimas, después de media hora corriendo. Él se dio la vuelta pero no se movió ni tampoco habló, sólo se quedó allí, quieto, mirándome. Me acerqué a él con las piernas temblorosas y la respiración entrecortada. -Yo, te lo juro, no era lo que parecía.
-Ash, no me tienes que dar explicaciones, no soy tu novio. -Dijo muy tranquilo y contento.
-Ya, pero como te has ido así, yo pensaba que...
-No te preocupes, me he ido porque llevaba prisa. Mi madre me ha llamado para que vuelva a casa.
-Oh... vale. -no podía estar más avergonzada- Pues entonces nada, adiós. -Acababa de quedar como una gilipollas. Me había montado una película en mi cabeza yo sola, bueno, con ayuda de Marcos.
-Oye espera, no vas a correr todo eso para nada, ¿nos damos una vuelta? -dijo sonriendo.
-¿Tú no tenías prisa por lo de tu madre y eso?
-Bah, da igual.
-Bueno, pues entonces vámonos. -le dije con una cara de felicidad impresionante- ¿Sabes? El muchacho de antes, se pensaba que éramos... ya sabes, que yo te gustaba y eso. Qué tontería, ¿no?
-Pues sí, la gente ya no sabe lo que inventarse. Yo creo que a ese le gustas.
-Que va, no creo.
-Pero te gustaría que fuera verdad, ¿eeeeeh?
-No sé, seguramente no. ¡Jajajaja!
Seguimos hablando y perdimos la noción del tiempo, ya eran las 3 menos cuarto y nosotros seguíamos sentados en un banco cerca de su casa.
Me acompañó hasta mi puerta y nos despedimos con un gran abrazo. No habían pasado ni dos minutos y ya le echaba de menos.

Continuará...*

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