miércoles, 7 de diciembre de 2011

Capítulo 1.

Es viernes por la noche, hace muchísimo frío, es el cumpleaños de Susana y... hacemos botellón, está claro.
Marcos y Pablo compran las botellas mientras que Susana, Brenda, Tom y yo nos esperamos detrás de los juzgados, como siempre. Llegan, y empiezan a sacar las cosas, compraron 1 botella de Negrita, vasos, cubitos y chicles de menta.
-¿Sólo una? Va a ser poco, que hoy tengo que ahogar penas...- dije entre risas, aunque lo decía de verdad.
-Que va, si va a sobrar. Tom no bebe, es light completamente, yo y Pablo vamos a beber poco, y Marcos con medio ya va mal... ¡Jajajajaja!- Brenda nos miró a Susana y a mí. Sabía lo que queríamos las dos, y la verdad, no le hacía mucha gracia que fuéramos a beber como si fuera la última vez, por si pasaba algo, tener excusa.
-Pero Susana y yo bebemos por todos vosotros, ya verás, no va a sobrar nada de nada.- cogí la botella y mi vaso y empecé a echarme.
-¡Muchacha, para! Que si sigues así no queda para nadie, trae, yo sirvo.- Marcos me quitó la botella. Cuando lo hizo me acarició la mano y todos los pelos de mi cuerpo se erizaron, me encanta esta sensación.
Los vasos no duraban ni 5 minutos, Susana llevaba 3, yo 5 y empezamos a hacer tonterías. Nos cogimos las dos de la mano y empezamos a saltar escaleras, y como se sobreentiende... ¡OSTIA MONUMENTAL!
Todos echaron a correr hacia nosotras- ¿Estáis bien?- Nos levantamos y seguimos con lo nuestro sin responder siquiera.
Marcos me cogió del hombro, me sentó a su lado en un banco apartado y se quedó callado mirándome. Empezó a reírse.
-¿Qué? ¿De qué te ríes?- estaba cabreada con él, aunque no sabía por qué.
-Perdona, pero es que no podía aguantarme más la risa, a sido una ostia para grabarla.- dejó de reír- Lo de ahogar penas en alcohol, ¿por qué lo decíais?
-Porque... bueno, como ya sabes, a mi me gusta uno desde... tanto tiempo que ya ni me acuerdo, y Susana...
-¿Por mi?
-Sí, por ti. Marcos, ¿no lo entiendes? Ella no ha dejado de quererte, y cada vez que te lías con ella su amor crece y crece, y no me parece bien que la utilices así, que sólo la quieras para cuando te da la gana...- Me cogió de la mano y me echó esa sonrisa de ''lo siento, no es mi culpa'', no podía más.
Me levanté y salí corriendo. Entre las lágrimas y la angustia no veía donde pisaba así que me paré. Tom me enganchó del brazo y me sentó a su lado. Trató de tranquilizarme, quería contárselo todo, pero no me salían las palabras.
Diez minutos después ya se me había pasado todo y ya volvía a ser yo.

Continuará...*

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