Me levanté de la cama y miré el móvil. Las ocho menos cuarto del jueves 15 de diciembre de 2011. Justo hoy, dos meses atrás, empezó a gustarme Marcos.
Me acordaba perfectamente de cada una de las fechas importantes, de todas, era una manía.
Por fin, sólo quedaba una semana para que terminara el colegio. Me duché y me arreglé, desayuné y me fui para el insti con Lorena. De camino le conté que me pasó con Lucas ayer.
-¡Qué fuerteeeeeeeeeeeeeeeeee! ¿¡Y no me llamaste!? ¡Aquí hay tema, pero tema, tema!- Lorena tenía la cara iluminada, le había hecho más ilusión que a mí.
-¡Venga, chilla más, que me parece que los del pueblo de alado no se han enterado bien!
-Pero al final, ¿hubo tema o no? ¿Te besó?
-No, no pasó nada Lore.- Le dije con una cara un poco triste.
-Tú eres gilipollas, si es que lo tengo que hacer todo yo. ¡Trae el móvil!- Se abalanzó sobre mí y casi nos caemos.
-¿Qué haces, loca?
-Dame tu móvil que le llame para que quedéis esta tarde, ya sabes a dar una vuelta y lo que surja...- Sonrió.
-¿Tú estás tonta o qué? Ahora estará en clase y de todas formas no voy quedar con él.
-¡Dios, que sosa eres!- Cruzó los brazos y puso cara de enfadada, parecía una niña pequeña.
-Y tú tonta, y no me quejo. Anda vamos que vas a llegar tarde a clase. Y no te preocupes, si eso esta tarde le llamo.
-¡Bieeeeeeeeeeeeeeeen!- Empezó a saltar de un lado para otro y a bailar y a dar vueltas hasta que llegamos a clase. - Adiós fea, en el recreo hablamos.
-¡Adiós tontaina!- Le di un abrazo. Entré a clase y dejé la mochila. Me salí a la puerta a esperar que viniera el profesor.
-¡Japúsh!- alguien me acababa de dar un pescozón, y sin mirarle ya sabía quién era.
-Hombre, Mister Simpatía.- dije irónicamente.
-¿Cómo sabes que he sido yo?
-Porque eres el único idiota que dice eso cuando me pega.
-¿¡Qué te pegan!? ¿Quién te pega?
-Tú, que me tienes maltratada Marcos.
-No puede ser, te estás equivocando, si yo soy muy bueno...- Puso una sonrisa pícara.
-Sí, cuando duermes... - Me reí, y él conmigo.
Sus amigos empezaron a llamarle y se fue. Yo me quedé fuera, en los pasillos esperando a Brenda y Susana, pero no aparecían. Ya eran las nueve menos veinte.
-¡Tssssssssssssss!- Me giré y miré hacia arriba. Era Marcos otra vez, en el último piso yendo a su clase. Me estaba llamando. Le miré, le sonreí y me guiñó un ojo.- ¡En el recreo hablamos, panoli!
-¡Valeeeeeeeeeeeeeee!- Puse cara de... ''que idiota eres'' y se rió.
No sé, pero últimamente todo el mundo me guiñaba un ojo.
Llegaron Susana y Brenda, y la profesora de matemáticas aún no había venido.
Susana se acercó a mí mientras Brenda se metía en clase.-Me he enterado que viste a Lucas ayer en el centro comercial.
-Sí, lo vi en Primark.
-¿Y qué tal?
-Nada, bien, como siempre.
-Ashley, que no estoy enfadada por lo de Marcos, de verdad.
-Bueno, te creo... ¿Cómo siempre?
-Claro, un placer.- Sonrió.
La echaba de menos, no podía estar tanto tiempo peleada con ella. Aunque hubieran sido 3 o 4 días, se me hicieron eternos y no podía estar así con ella.
Entramos a clase y apareció la de matemáticas. Las dos horas se pasaron voladas. Sonó el timbre y salí al recreo con Susana y Brenda para esperar a Lorena.
Ya volvía a estar bien con Susana y todo estaba en su lugar, de momento...
Continuará...*
Ashley es una chica de unos 15 años. Nunca ha tenido grandes problemas con su familia ni amigos, pero cuando hablamos del amor, la cosa cambia. Ella se siente mal, nunca ha encontrado el amor. Nunca ha tenido a nadie que le dijera que era única y que no la cambiaría por ninguna otra, que la quería... Hoy por hoy, se encuentra con dos problemas, y sí, son por amor. Ashley se ha enamorado de sus dos mejores amigos y no tiene ni idea de lo que hacer.
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