viernes, 30 de diciembre de 2011

Capítulo 11.

17/12/11


Me levanté a las nueve. No podía dormir.
-Ashley, esta noche nos vamos a casa de unos amigos a cenar, volveremos tarde.- Dijo mi padre.
-Vale, me recogeré a las 12, como siempre.
A las once en punto sonó mi móvil, era Brenda.
-Dime nena.- le dije.
-Esta noche vamos a salir, ¿te vienes?
-¡Clarooooooo! ¿Dónde vamos?
-Botellón.- Respondió Bremda para evitar una oleada de preguntas.
-Aaaaaaaaaah, entonces da igual.- Me reí.
-Bueno, pues te recojo a las nueve.
-Adiós cari.- Colgué.
A las siete empecé a arreglarme. Me duché y me estiré el pelo. A las ocho y media terminé y fui a cenar algo.
A las nueve y cinco sonó el fono.
Mientras bajaba por el ascensor terminé de arreglarme. Llevaba una camiseta blanca con un poco de escote, unos pantalones azules marino, una americana azul marino y unas sabrinas planas. No me había pintado mucho, nunca me había gustado. Me eché un poco de colorete, rímel y me hice la raya de abajo.
Cuando salí, estaban en mi portal Brenda, Pablo, Marcos, Tom, Nacho y Javier (unos compañeros de clase amigos de Marcos).
-¿Y Sus?- Pregunté. Era nuestra forma de llamar a Susana.
-Sigue mala.
-No será lo mismo sin ella, pero bueno.
Empezamos a andar. Ya habían comprado las botellas así que fuimos directamente al parque.
Era el más grande del pueblo. Tenía tres puertas y estaba al lado del instituto. Estaba lleno de césped, árboles y bancos. Había un río artificial al lado de la puerta de la derecha y para cruzarlo habían varios puentes, aunque el río estaba seco. En el centro había una explanada con baldosas de colores, rodeada por un muro que servía de asiento, y en la punta una fuente sin agua. A la izquierda un pequeño parque con un tobogán, un par de columpios y poco más. Abajo del todo una caseta que supongo, sería para guardar las herramientas de jardinería.
Nosotros siempre íbamos a la caseta, ya que tenía un muro de unos 5 ó 6 metros cuadrados, que me llegaba un poco más arriba de la rodilla.
Dejamos la Negrita para después. Brenda empezó a servir el Sandevid y mi vaso fue el primero en llenarse. Después de tres o cuatro cubalitros abrimos la otra botella y seguimos bebiendo.
A las once y media ya no quedaba nada, así que fuimos a comprar golosinas a un chino, menos Brenda y Pablo que se quedaron esperándonos.
Yo me compré 10 o 15 chicles de menta para pasar el mareo, y una bolsa de palomitas porque estaba muerta de hambre. Marcos una bolsa de pipas y una botella de fanta de limón.
-Oye, tengo una botella de Larios en el portal escondida, ¿la cogemos?- Dijo Marcos mirándome.
-¡SÍ!- Respondí yo cuando aún estaba terminando de hablar. Había sido la primera vez que nos habíamos hablado en toda la noche.
Su casa estaba a dos calle, así que fuimos. Entraron Marcos y Javi, sacaron una botella medio bacía y la echaron en la botella de fanta. Como siempre, yo fui la primera en echar un trago.
-Eeeeeeeeeh, para, que tú eres muy cabrona y te la bebes toda.- Dijo Nacho.
-Tom, ¿quieres?- Preguntó Javi.
-Mmm... venga vale.
-¿Tú eres tonto? Que tú no puedes beber Tom, que eres el ejemplo de persona que tenemos que seguir.- le dije cabreada, tengo que admitirlo, iba un poco mal.
-No le hagas caso, tú echa un trago.- Dijo Marcos tendiéndole la botella.
Tom me miró y apartó la botella.- Luego si eso...
Le di un abrazo.- ¡Así se hace! Estoy orgullosa de ti.- Se puso rojo y todos empezaron a reírse.
Llegamos al parque y nos sentamos en un banco que estaba al lado de la puerta, Pablo y Brenda ya estaban allí cuando llegamos. Yo iba con la botella en la mano, y cuando me senté seguí bebiendo.
-¿Qué es eso?- Me preguntó Pablo.
-Es Larios con limón.- Respondió Nacho.- Bueno, era...- Ya sólo quedaban tres dedos.
-¡Túúúúúú! Suelta ya la botella, que yo también quiero.- Dijo Javi al mismo tiempo que me la quitaba.
-¡Dámela, es mía!- Salí corriendo detrás de él por toda la parte de abajo del parque.- Javi, devuélvemela, que me voy a caer.- Después de tres o cuatro minutos corriendo me senté en el banco con todos.
-¿No la quieres?- preguntó Javi acercándose a mi.
-Sí, pero no voy a correr más.
-Toma.- me la dio y me bebí lo que quedaba.
Me levanté y tiré la botella.
-¿Te la has bebido toda?- preguntó Marcos.
-Sí, ¿no ves que estaba vacía?- me eché a reír.
-Pues ya verás.- Me quitó los chicles y se alejó un poco.
-No voy a correr otra vez.
-Pues vas a llegar a tu casa mareada, te van a pillar y no te van a dejar salir nunca.
-Hostia... es verdad. - Me levanté.- ¡Dámelos cabrón!
-No. ¡Jajajaja!
Salió corriendo y yo detrás de él. Se iba por los sitios más oscuros hasta acabar en una esquina de abajo tapada por un gran árbol.
-Dámelos.
-No.- Sonrió.
-¡Dámelos!- le grité.- Marcos... como no me los des ya no te hablo en la vida, te lo juro.
-Venga toma...- me los tendió y cuando fui a cogerlos quitó la mano y me caí encima de un banco de madera que había entre los dos.
Me agarré a su cintura y él me levantó. Yo seguí apoyada en el respaldo del banco y él me abrazó un poco más abajo de la cintura, yo puse mis brazos sobre sus hombros y me acerqué a su cara.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!- gritaba mientras que yo le mordía el moflete derecho llevandome un trozo de su labio inferior.- ¡Suelta cabrona, para!- Le solté, me eché para atrás y me reí.- Ahora si que no te los voy a dar.- Dijo acariciando su moflete en el que se veían marcados mis dientes y salí corriendo con él detrás.
Me paré en una explanada llena de césped. Me acerqué a él para quitarle mis chicles, pero cuando casi los tenía cambiaba la bolsa de mano y subía y bajaba los brazos. Se puso frente a mi con los brazos detrás de la espalda y le abracé. Él me devolvió el abrazo, y al poco tiempo Javi apareció.
-AsH, las doce y cuarto, nos vamos.
-Ah.- le solté.- Vale, ya voy. ¿Me los das?- le pregunté a Marcos.
-Mm.. no, inténtalo.- Lo intenté otra y otra y otra vez pero tampoco dió resultado, así que me di la vuelta y eché a andar. Me siguió y puso su mano en mi hombro, y la empezó a bajar.
Me paré.-¿Qué haces?
-Mmm... - se quedó callado.- Pues antes me has tocado el culo varias veces... así que...
-Así que nada. Ha sido sin querer, lo sabes perfectamente.- ¡JÁ! Más aposta no se podía hacer. Quitó la malo y se la metió en el bolsillo.
-Bueno... pues me debes un bocao.- Siguió andando.
-¿Y eso?
-Hombre, el mordisco de antes... eso si ha sido queriendo.
-Marcos, iba ''piripi'', eso no cuenta.- ¡Mierda, mierda, mierda! La había vuelto a cagar, aunque esta vez me apetecía meter la pata hasta el fondo.- Bueno, haz lo que quieras. Luego atente a las consecuencias.
-¿Me vas a pegar si te lo doy?- dijo con cara de cachorro abandonado, si se le puede llamar así.
-No sé, puede que un guantazo te lleves.
-Y si no me pegas, ¿dónde te lo doy?- dijo mordiéndose el labio inferior dondé antes le había mordido yo.
-Donde te de la gana. Tú muerdes, tú eliges.
-¿En el brazo? No. ¿En la cara?
-Pues vale.- Le respondí haciendo como si no me importara.
-No, en otro lado... ¿Me dejas en la oreja?
¡Diooooooooos! Mi corazón dió un salto.- Mmm.. vale.
-En la boca.- Le miré sorprendida.- Ya lo tengo decidido, te vas a quedar sin labios.- Sonrió de oreja a oreja y seguimos andando en silencio.
Nos habíamos quedado solos. A las 12 y 30 íbamos por la esquina de mi calle.
-Oye, que tengo una idea.- dijo.- Tú me das otro mordisco, y yo te doy dos. ¿Te gusta mi idea?
-...- Sonreí.- Vale, pero a nadie, si no olvidate de mí.
-Que sí. Te lo juro.- Ya estábamos en mi puerta.- ¿Los quieres?- Señaló la bolsa con los chicles.
-Sí.- Aunque se me había pasado el mareo me apetecían.
-Pues quiero un abrazo, y si puede ser, el mordisco por adelantado.- Me guiñó un ojo, hacía tiempo que no lo hacía.
-Mucho pides tú. Con todo lo del parque y el abrazo tienes bastante por hoy.- Le abracé. Sus manos volvieron a bajar hasta tocar mi culo- Ejem, ejem.- Las volvió a subir y sonreí.
-Bueno, toma.- Me dio mis chicles.- Adiós Ash.- Me besó en la frente.
-Hasta mañana Marcos.
Y se fué.

Continuará...*

1 comentario:

  1. acabo de leer tu novela desde el primer capitulo i me encanta^^ espero ue subas el siguiente capitulo pronto:D i te sigo:P

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